Después de mi parada en Kuala Kangsar, por fin llegué a la recta final del viaje. En la estación de autobuses de Malaca me esperaba Enrico, mi útimo host de coachsurfing, quien me llevó a dar una vuelta en moto y a cenar en un hindú bastante bueno. Como se hacía tarde, dejamos el turisteo para el día siguiente.
Tras amanecer y tomar un brunch (lo que yo siempre he llamado desayunar tarde o comer pronto), comenzamos a dar vueltas por la ciudad.
El río Malaca
El río Malaca cruza la ciudad por el centro y fue el comienzo de mi ruta. La ribera ha sido decorada con grafitis que relatan la historia de la ciudad.
Los muros hablan de los baba-nyonya (descendientes de los primeros chinos que llegaron a Malasia), de los malayos, de los aborígenes malasios (conocidos como «hijos de la tierra»), de los colonos portugueses y holandeses, de costumbres y comida, de las armas que utilizaban los malayos en la guerra… Prácticamente no hay nada que no esté retratado en una pared.
Creo que si hubiese visitado por mi cuenta el río, los grafitis me hubiesen parecido algo bonito, sin más. Por suerte tenía a mi lado a Enrico, un pozo de sabiduría inmenso sobre la cultura china y malasia. Enrico es un viajero empedernido de apenas 23 años y escuchar sus historias es una delicia. Nacido en Londres pero de ascendencia china malasia, se define a sí mismo como chino cuando le preguntan, algo muy curioso, ya que a los chinos de ultramar no les gusta ser relacionados con los de la República Popular de China.
Para cada grafiti, Enrico tenía una historia de varios minutos. Incluso sobre las cosas más nimias. Al pasar por delante de una ilustración de un mooncake me contó cómo estos pasteles eran utilizados por los chinos para mandarse mensajes cifrados cuando se sublevaron contra los mongoles. Algo bueno tenían que tener esos pasteles del demonio.
Una calle y tres credos
Al pasar por una de las calles centrales de Malaca, Enrico se paró a mostrarme algo único en Malaca y, posiblemente, en el mundo.
En una misma calle -conocida popularmente como la calle de la armonía- y separados por pocos metros de distancia, podemos encontrarnos un templo hindú, una mezquita y un templo budista.
Generalmente en Malasia las mezquitas tienen preferencia y debido a los ruidos que puede producir cada templo por sus celebraciones, se intenta que no estén demasiado cerca unos de otros. Pero en esta calle puedes estar visitando un templo budista y escuchar de fondo la llamada al rezo de la mezquita, una experiencia harto curiosa.
Además, se trata de edificios bastante interesantes, ya que el templo budista de Cheng Hoon Teng es el más antiguo de Malasia y la mezquita de Kampung Kling tiene la particularidad de que parece una pagoda, ya que mezcla varios estilos arquitectónicos, incluyendo el chino. Al parecer a los musulmanes no les gusta mucho el asunto, pero lo mantienen por su valor arquitectónico.
Patrimonio de la UNESCO en Malaca
Siguiendo el cauce del río se encuentra el centro histórico de Malaca que es, cómo no, patrimonio de la humanidad de la Unesco.
Lo primero que llama la atención del casco antiguo es el color granate en el que están pintada las calles. En su plaza principal nos encontramos una gran iglesia construida por los colonos holandeses, conocida como la iglesia de Cristo. A originales no les gana nadie.
Si viste la última edición de Pekín Express, ésta era una de las zonas que visitaron y en la que la pareja de cuñados andaba de un lado a otro buscando la iglesia y no conseguían dar con ella. Lo cierto es que encontrarla tiene bastante poca dificultad.
En la misma zona puede visitarse el fuerte A Famosa, del que sólo queda la Puerta de Santiago, con algunos cañones decorando la zona.
Pero lo mejor de la zona colonial no es su patrimonio histórico, sino un transporte bastante sórdido que pulula por sus calles.
Los sórdidos triciclos del mal
Como si los hubiese diseñado el propio Satanás, los triciclos para turistas que pueblan el centro histórico de Malaca son un auténtico esperpento.
Sus dueños los decoran con todo tipo de flores, peluches, luces y música para convertirlos en un auténtico instrumento del mal. Es difícil explicarlo con palabras, así que nada mejor que una fotografía.
Como pueden ver tus ojos, los triciclos están decorados temáticamente con motivos de películas y series como Frozen, los Minions, Doraemon, Hello Kitty y otros personajes infernales.
Lo más divertido es que si te montas en uno para que te de una vuelta se encienden las luces y empieza a sonar música a todo trapo. Imagínate un viaje por el centro histórico de Malaca con el LET IT GOOO aniquilando tus oídos y los de los viandantes. Es algo apocalíptico, digno del más malvado genocida.
Una vez llegada la noche, Enrico me llevó a cenar los que probablemente sean los fideos más picantes de mi vida. Me dijo que era una forma de sellar nuestra amistad. Mi estómago no opinó lo mismo.
Con todo ese fuego dentro de mí, dormí como pude para partir al día siguiente hacia Kuala Lumpur, desde donde volaría de nuevo a China.
Kuala Lumpur, el infierno en la tierra
Recuerdo que uno de mis amigos españoles de China, cuando volvió de viaje de Malasia por 2011 me dijo que había estado en «Cloaca Lumpur». Definía la ciudad como el mayor agujero infecto sobre la faz de la tierra, salvándose sólo las Torres Petronas.
Lo cierto es que Kuala Lumpur es una ciudad bastante fea. El centro tiene edificios coloniales antiguos, pero todo está sucio y descuidado. La ciudad no tiene encanto alguno y su Chinatown es la mayor trampa para turistas.
Mientras durante el resto del viaje comí auténticos manjares por 1 euro el plato, en Kuala Lumpur me cobraron 3 por los que posiblemente sean los peores fideos que mi cuerpo ha ingerido. Tuve que dejar el plato a mitad.
Por suerte, puede contemplar las Torres Petronas mientras anochecía y recordaba todo lo que había sucedido durante el viaje, antes de partir al día siguiente.
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Kuala Lumpur me pareció infecta en su primera visita. Y lo peor de ello esa trampa para turistas que es el horrible barrio chino, ¿por qué el turista occidental hace vida en ese tugurio pensando que está en el lugar clave de la ciudad? Con la de información que hay hoy en día en la red. Tiene todo lo malo de Khaosan sin lo muy bueno del barrio mochilero de Bangkok.
Dicho esto, la que a mí me gusta llamar «la Albacete de Asia» -por eso del caga y vete- mejora mucho cuando empiezas a conocerla. He estado varias veces, la última un par de semanas, y ahora le tengo cariño. En mi primer viaje, en 2011, me topé con mucha comida olbidable y cara. Pero ahora conozco sitios maravillosos de comer, bonitos lugares por donde pasear y compras a un buen precio, sobre todo con el derrumbe del ringit.
Sigue sin ser un lugar imprescindible, pero sí una ciudad cómoda y con cositas por hacer. Su noche es interesante, aunque bien cara. Como lugar de paso ahora me gusta. Malacca me aburre y Penang me da pena. Más allá de KL y el borracheo barato de las islas al norte no soy muy de Malasia.
Saludos desde Hanoi, lugar tranquilo -con permiso de las motos- pero coqueto y hermoso. Espero que tras tanto hablar de Malasia ya vuelvas a darles caña a los hijos de Mao 😉
Buen análisis, Luis.
Yo a Kloaka Lumpur le dediqué sólo una tarde, ya que sabía lo que me esperaba. El centro es tétrico y sólo merecieron la pena las Petronas. Supongo que si buscas entre la mierda algo habrá…
A mí Penang y Malaca me gustaron. No creo que como para vivir en ellas, pero como visita me parecieron bastante interesantes. También supongo que tendrá que ver que hice la visita con Couchsurfing y estuve con gente local que me llevaban a buenos sitios. De hecho, como comento en el post, el host de Malaca era un chico que se sabía toda la historia de cada rincón de la ciudad y fue una pasada. En Penang el centro histórico es interesante y sin duda lo mejor es la comida. El assam laksa que probé allí posiblemente sea lo más rico que he comido en Asia.
Como bien dices, vamos a dejar Malasia en paz ya, que se ha hecho un poco largo entre la neumonía que tuve de por medio y las semanas que llevo con curro a tope. Ahora vuelven los chinos.
Ja,ja,…pues si, esos triciclos parecen ser obra del mismísimo Satanás.
El color granate del casco histórico, recuerda al mismo color que con toda probabilidad tuvo Madrid en los tiempos de Felipe IV.
Javi, quiero aprovechar para preguntate, hay una cantante ochentera Tanita Tikaram, que en el video de su canción «I might be craying», (está en Youtube) muestra una ciudad, ¿puede ser Kuala Lumpur?
Por favor, ya se que es una chorrada, pero me tiene intrigado desde hace tiempo. La cantante está diciendo algo entre lineas…. al recordar la ciudad.
¡pedazo viaje el tuyo!
Exacto, los triciclos son un auténtico cuadro. Curioso lo que dices del color de Madrid, no lo sabía.
He estado mirando el vídeo por encima y veo rótulos escritos en vietnamita, así que no creo que sea Malasia. No sé qué ciudad de Vietnam puede ser, de todos modos.
El viaje ha sido una pasada. Ahora volvemos con los chinos en el blog 😛
Hola Javier,
Estuve en Malasia este verano entre otros KL y Malaka además de muchos más. Subo fotos cuando el tiempo me lo permite en Facebook.
El próximo año tengo previsto ir otra vez a Asia, esta vez toca China, Corea del sur y Taiwan, 52 días. Solamente tengo los billetes Palma-Pekín y Shangai-Palma, en Corea no se si tiraré de 5 a 7 días en Taiwan alrededor de 5 y lo demás en China.
De china solamente conozco Hong Kong y Macao, en otro viaje a Vietnan.
La pregunta del millón, tu que vives allí, ¿qué recorrido y cuantos días de duración en cada sitio me recomiendas?
Un saludo
Hola Conrado,
Buen viaje vas a hacer, vaya envidia. La verdad es que China es muy grande como para recomendarte sólo una ruta. Depende mucho de tus gustos.
Te recomiendo que le eches un ojo a la guía para viajar a China que publiqué en el blog hace tiempo: http://elgatochino.com/viajar-a-china/
Personalmente, no me perdería Pekín ni Sichuan.
jajajajajajaja Kloaka Lumpur!!! Mis queridos Luis y Javier, yo estuve en KL pasando las navidades y pienso totalmente distinto a vosotros. A mí me encantó esa ciudad, lo que pasa que hay que conocerla bien, y en ese caso yo tuve la suerte de contar con amistades locales que me estuvieron enseñando la city durante una semana. ¿Qué puedo decir? En primer lugar, la calle de la armonía que te enseñó tu amigo Enrico también la puedes encontrar en KL, concretamente en el barrio de Klang. Y si sabes cómo moverte, puedes comer de puta madre y a muy buen precio en la ciudad de las torres Petronas; yo comí pagando igual o incuso menos que lo que pago aquí en Nanjing, por no hablar de la hamburguesaca de carne importada de Australia con sus patatorras y su sprite que me ventilé en el mismísimo centro comercial de las torres Petronas, por el módico precio de 3 leuros, me río del Blue Frog de China en el que pagas 4 veces más por lo mismo. De hecho, en KL es donde mejor comí, mejor que en Penang, donde su comida me produjo unas cagaleras atroces; o Langkawi, cuyas playas no tienen la belleza de las playas thai, pero si te alejas de la famosa playa de Cenang puedes encontrarte auténticas joyas de la naturaleza con mucha más alma que por ejemplo, las decepcionantes playas de Koh Tao (en las que tienes que andar 5 km para que el agua deje de llegarte hasta los talones).
Creo que una tarde en KL no es suficiente tiempo para juzgar a una ciudad, que a mi gusto, es una de las ciudades asiáticas donde mejor me he sentido. No eres una moneda con patas, como en Bangkok, donde sus mercaderes no paran de asediarte. La gente está muy acostumbrada a ver a occidentales por las calles, lo cual se agradece, pues a veces cansa ser el eterno farang o laowai al que todos señalan por las calles jajajaja.
Y en cuanto a la noche, repito, yo tuve la suerte de tener amiguetes locales, pues estuve en sitios en los que los precios no distaban mucho de la noche de Chiang Mai, por ejemplo. Aunque sí que es cierto, que por norma general la noche es más cara porque también estuve en otros lugares en los que te salía la guadaña de la caja registradora a la hora de pagar las copas (la cerveza era 4 veces más cara que el licor, pero un cubata seguía siendo 4 veces más barato que en España).
Otro aspecto importante es el cine, pude visionar la nueva de Star Wars e Ip Man 3 por unos 2.5 euros al cambio. Ni en China (donde ver una peli extranjera es «dolorsito de bolsillo»), ni en España he pagado eso jamás. Tampoco tienes que levantarte a escuchar el himno como en Tailandia. Así que… no me toquéis más a mi querida Kuala Lumpur, que si queremos hablar de malos olores… más peste que echan algunos rincones de Bangkok o algunos hutong de Beijing en verano, lo dudo :D.
¡Un abrazo, majetes! jaja
P.S. Copio de nuevo el mismo comentario porque no sé si ha llegado o no, la conexión chinil de donde vivo falla más que una escopeta de feria.
Hola José,
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Me alegro de que tengas una visión totalmente distinta de KL. Yo, como bien digo en el post, no le dediqué mucho tiempo, ni tenía pensado dedicárselo por recomendaciones y falta de tiempo. Por eso sólo he escrito un pequeño apunte.
Respecto a la comida, supongo que cada uno tiene sus gustos. Yo lo último que iba buscando en KL era carne australiana. Lo que pude probar en el Chinatown fue atroz, aunque ya había sido avisado de ello, pero no tenía otra escapatoria. En Penang y Malaca como bien comento, disfruté de la comida como si no hubiese comido en años y sin consecuencias inmediatas en mi organismo.
Langkawi me gustaría verlo, pero obviamente por falta de tiempo no pude ir. He oído básicamente lo mismo que comentas al respecto.
La noche os la dejo a los expertos, ya que no la probé y tampoco soy carne de clubs.
Un abrazo y gracias por compartir tu visión.
Hola de nuevo Javier,
Gracias por a ti responder y por tus artículos que siempre me alegran la vida. Estoy de acuerdo contigo en que el Chinatown no es el mejor lugar para comer, yo también fui a ese Khao San sin alma y probé su horrible comida; pero amigo mío, hay más vida allá de ese sitio. Y en mi caso no es que fuese buscando principalmente comida occidental, pero tú que vives en China sabes lo cara que está la carne de buena calidad aquí, y de cuando en cuando una buena hamburguesorra en el Blue Frog se agradece… Y para mí fue una gran alegría encontrar un lugar en el que degustar una buena hamburguesa fuese mucho más barato que aquí.
Quizá no me he explicado bien, pero lo que quería decir es que en KL pude disfrutar de todo tipo de comida local a muy buen precio; y no sólo comida malaya, que está tremendamente deliciosa, si no también cocina cantonesa espectacular, me llevaron a un lugar en el que pude gozar de un Dim Sum como hacía tiempo que no lo gozaba; también cocina india… y siempre a unos precios similares o incluso más baratos que aquí en China.
En cuanto a Penang tuve mala suerte, porque sé de buena tinta que tiene la fama de ser una de las ciudades con los platos más deliciosos; y de hecho pude disfrutar de un gran desayuno el último día. Siento que tengo que regresar algún día, me encantó aquel lugar. Volveré, porque me encanta ese país y porque me quedé sin visitar Malaca, y me encantaría ir.
Un abrazo enorme, y… ¡viva el café blanco!
Entiendo tu punto en lo de la hamburguesa, yo aquí generalmente tengo que cruzar a Hong Kong para tomar buenas (y caras) hamburguesas. Aunque Shenzhen poco a poco va aprendiendo y ya empieza a tener sitios competitivos.
Si vuelves, no olvides probar un buen Assam Laksa en Penang, lloro al recordar lo bueno que estaba (y lo barato).
Y sin duda, viva el café blanco.
Un abrazo y nos vemos por el blog.